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Los impactos de la inflación en los hábitos de consumo y alimentación en Chile

En los últimos años, la economía mundial se ha visto resentida con inflaciones disparadas en todo el orbe. Este fenómeno macroeconómico no ha dejado indiferente a los hogares y muchas familias han debido ajustar los presupuestos y hacer cambios en asuntos tan básicos como su alimentación.

La inflación mundial post pandemia ha tenido peaks importantes: según información del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2022 se situó en una media de 8,7%, mientras que en 2023 marcó 6,8%, y se espera que continúe descendiendo para que este año se ubique en torno a 5,9%.

El panorama en Chile ha sido similar: en 2022 la inflación ascendió a un histórico 12,8%, bajando a 3,9% en 2023 y se espera que continúe esa tendencia en los próximos años.

La ejecutiva de Kantar Worldpanel coincide y añade que en los últimos años los comercios se han visto obligados a encontrar un equilibrio entre mantener la rentabilidad de sus operaciones y asegurar la fidelidad de sus clientes: “Esto implica implementar estrategias eficientes de gestión de costos, optimización de procesos y negociación con proveedores para mitigar el impacto de los aumentos de precios en sus márgenes de ganancia”, manifiesta.

Para el Country Manager de Cheaf, este problema ha presentado una doble oportunidad: “Por una parte, las empresas tienen la posibilidad de ofrecer soluciones a un problema real que aqueja a sus clientes y, en ese tránsito, acercarse a ellos; y, por otra, también se presenta la oportunidad de mejorar una forma de consumo desenfrenada y ser más conscientes con el desperdicio que se genera tanto en grandes tiendas, como en comercios más pequeños y en los hogares, y entender cómo esto impacta al medio ambiente y a nuestra calidad de vida”.

Según Ramírez, la crisis climática está teniendo cada vez más incidencia en nuestras vidas; ejemplo de ello, es que los recursos que se usan para producir nuestros alimentos están siendo cada vez más escasos, generando un incremento de precios y limitando el acceso para segmentos importantes de la población.

“Lo peor es que esta tendencia sólo irá en aumento, por lo que debemos tomar esta coyuntura económica y aprender cómo podemos sacarle el mayor provecho a cada producto adquirido, organizar mejor nuestras compras y gestionar la abundancia de estas cuando eso ocurra”, argumenta Ramírez y agrega que en este escenario, “los comercios tienen una oportunidad dorada para poder entender estos cambios, abrazar nuevos modelos que les permitan ponerse en sintonía con esta realidad y acercarse a sus clientes con soluciones que respondan a sus necesidades y las del planeta”.

FUENTE: LA CUARTA COMERCIANTE

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