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Caer, Levantarse y Avanzar

Emprender nunca ha sido fácil. No es algo que te enseñen en el colegio. El camino del emprendimiento es una ruta sinuosa, llena de desafíos, obstáculos y lecciones que se aprenden a través de la experiencia. Mi propia historia es un testimonio de ello, un relato que refleja las caídas, las pérdidas y, finalmente, el resurgir con más fuerza.

Durante muchos años, trabajé en el mundo del supermercadismo. Mi intención era jubilarme en esa industria, en la que había construido una importante carrera. Sin embargo, la vida tiene formas inesperadas de ponerte a prueba. De un día para otro, me quedé sin trabajo. Tenía tres hijos que mantener y la incertidumbre se apoderó de mí. Fue entonces cuando, sin planearlo, me vi inmerso en el mundo del emprendimiento. Pasé de ser cliente a proveedor, y mi empresa comenzó a crecer rápidamente.

Llegué a tener más de 30 personas bajo mi cargo y una facturación importante. Pero la realidad es que no estaba preparado para ese desafío. La falta de experiencia me jugó una mala pasada, y una gran estafa que no vi venir llevó todo lo que había construido al colapso. Perdí absolutamente todo, excepto las ganas de levantarme y volver a empezar.

En ese momento crucial, la red de personas cercanas que me apoyó fue fundamental. Comencé de nuevo, pero esta vez con una actitud diferente, más cauto, más ordenado y con la sabiduría que te da el haber fracasado. Fue entonces cuando surgió la oportunidad que cambiaría mi vida para siempre.

Un administrador de un hipermercado en Ñuñoa me pidió desarrollar un elemento que ayudara a reducir los robos en su local. Hace diez años, los elementos antirrobo eran unas ventanas correderas de plástico, las cuales eran caras, poco prácticas y difíciles de reparar. Así que me puse manos a la obra y desarrollé las barreras antirrobo con ventanas deslizantes de acrílico, tal como se fabrican y usan hoy en muchas farmacias y supermercados en Chile. Aproveché la oportunidad y la convertí en el pilar de mi nuevo negocio.

Hoy, una década después, miro hacia atrás y entiendo que todo lo que me sucedió era necesario para llegar a donde estoy. Cada caída fue una lección, una oportunidad para replantear cómo hacía las cosas y cómo debía hacerlas realmente. Los obstáculos en el camino no son más que pruebas que te enseñan y te marcan la pauta de cómo seguir adelante.

El mensaje es simple: si te caes, levántate, sigue avanzando y sobre todo sigue luchando. Nunca te des por vencido porque nunca está todo perdido en la vida. Las caídas son solo el comienzo de una nueva oportunidad, y el éxito es el fruto de la perseverancia y la capacidad de aprender de nuestros errores.

Si te caes, levántate y avanza.


1 Comment

1 Comment

  1. Supermercadoaldia

    1 Septiembre, 2024 at 5:07 pm

    Hola

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